25 enero 2009

La orilla que nos rodea

Dejo caer la bicicleta agotada y me desarmo a su lado El mullido pasto me acuna mientras mis brazos y piernas se despliegan. Mis ojos se fijan en el cielo, mis oídos se pierden en los tamborileos. Bebo aire entibiado por el sol, lo paseo por cada parte de mi cuerpo, cargando mis pulmones de vida que libero de a gotas sobre mi cuaderno ya humedecido.

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