24 junio 2009



Cada tanto pienso en la sensación que me produce el hecho de terminar de leer un libro.
Es algo bastante duro; es el fin de toda la relación que tuve con él desde que llegó a mis manos, miré la tapa, leí el título, lo abrí, nos conocimos y empezamos a fusionarnos. A medida que avanzo en la lectura, tengo pensamientos del estilo de "si tardé una semana en leer esto, en otras dos lo termino", o empiezo a esperar y especular acerca del final. No sé muy bien por qué pienso tanto en el fin del libro, si sé que llegar va a ser cruel.
Siempre es lo mismo: llego a la última página, a la última línea, a la última palabra, a la última letra y, sin prisa y con temor, al masculino último punto. Mi intento por extenderlo siempre fracasa, siempre termina.
Lo que nunca sé es cómo seguir después de eso, cómo debería reaccionar ante el busco final de la relación que había construido con el libro. Ante la duda, lo cierro, y le clavo los ojos en la contratapa preguntándome "¿y ahora?"
.

3 comentarios:

calientapiés dijo...

"al masculino último punto", bravo!

Anónimo dijo...

peor es cuando el jean que te calza perfecto y adoras, se rompe y/o hay que cambiarlo. te quiero mucho.
tu par

Anónimo dijo...

(re ortiba)